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lunes, 6 de mayo de 2019

INVESTIGACIÓN: ¿QUÉ ES LEER? FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA.



La presente investigación se desarrolló como fundamentación teórica de:
 La formación  docente como impulso al  hábito lector, en escuelas primarias. Una construcción teórica educativa a la luz del pensamiento complejo. Cuya autora, Mireya del Milagro Hidalgo, la presentó como requisito para optar al título de: Dra. En Ciencias de la Educación, el año 2011. En la UNERGncias de la Educacioptar al tidalgo, la present

Teorías sobre la lectura.
Ante de acometer la sustentación teórica sobre la lectura, es pertinente, precisar su definición:
Leer:
En el Diccionario de Etimologías de la Lengua Española (2007), se reseña el origen de la palabra leer, de la siguiente manera: Del latín “legere” (acentuando la primera “e”) y de base indoeuropea *leg- que significa “juntar, recolectar”. Emparentado con el griego λέγειν (“légein” – “hablar, decir, relatar”, en griego arcaico de Homero “seleccionar, recolectar, enumerar”) y con la palabra λόγος (“lógos”) con significado de “discurso” pero que luego se extendió para decir “pensamiento”, “argumento”, “relación”, “ciencia”. La gente antigua consideraba el “leer” como el “seleccionar palabras” en textos o inscripciones para entender lo que dicen, que hizo que se impusiera la palabra “legere” ( emparentada con “lignum”-”aquello que se recolecta para hacer fuego” que deriva en nuestra palabra “leña”).
Para efectos de este trabajo de investigación, se considerará el significado etimológico de la palabra, relacionándola con entender el texto escrito, comprender lo que el autor desea comunicar desde los conocimientos previos de los estudiantes, su contexto cultural – educativo y etapa de desarrollo físico y psicológico.
Para Ceretta (2010) bordar el tema de la lectura es especialmente complejo y no es posible hacerlo desde una visión única, estática o a través de una sola disciplina. Las concepciones sobre lectura son múltiples, cambiantes y se manifiestan desde diversos puntos vista, se transforman y responden a períodos históricos, tendencias y evolución de la sociedad. El tema de la lectura ha sido objeto de estudio de distintas disciplinas. En un principio la educación, la pedagogía y la didáctica fueron las encargadas de abordar la lectura en exclusividad. Sin embargo hoy es tema de estudio de la psicología, la psiquiatría, la antropología, la lingüística, la bibliotecología y otras especialidades. Pero según Bavosi (2006), también despierta el interés de editores y libreros, políticos y medios de comunicación.
La lectura no es un proceso sencillo, ni rápido, requiere tiempo, práctica, gusto y motivación. Se aprende a descodificar lo escrito pero no es fácil aprender, por esto Cassany (2006) expresa que leer es un verbo transitivo y no existe una actividad neutra o abstracta de lectura, sino múltiples, versátiles y dinámicas maneras de acercarse a comprender cada género discursivo, en cada disciplina del saber y en cada comunidad humana. Aprender a leer requiere no sólo desarrollar los mencionados procesos cognitivos, sino también adquirir los conocimientos socioculturales particulares de cada discurso, de cada práctica concreta de lecto-escritura. Además de hacer hipótesis e inferencias, de descodificar las palabras, hay que conocer cómo un autor y sus lectores utilizan cada género, cómo se apoderan de los usos preestablecidos por la tradición, cómo negocian el significado según las convenciones establecidas, qué tipo de vocablos y lógicas de pensamiento maneja cada disciplina, etc.
 Todo esto  lleva a pensar (y no sin fundamentos) que se está corriendo el riesgo de llevar el tema a tierra de nadie. Lo que se entiende, es que la lectura se ha transformado en “problema” y hasta el momento no se le han encontrado soluciones satisfactorias. Dicho problema es de carácter internacional ya que tanto los países desarrollados como los no desarrollados adolecen del mismo mal. En este sentido, diferentes autores han esbozado distintas teorías sobre cual es el proceso de la lectura y que factores están presentes en él.
Para  Dubois (1991) se pueden visualizar tres concepciones diferentes de lectura. Una concepción predominante hasta los años sesenta que se refiere a la lectura como conjunto de habilidades; una concepción predominante entre los años sesenta y setenta, que concibe a la lectura como un proceso interactivo; y la concepción más actual que concibe a la lectura como un proceso de transacción entre el lector y el texto.
Es interesante analizar cada una de estas concepciones, puesto que a partir de ellas se puede apreciar la evolución del concepto de lectura y la complejidad que el mismo adquiere a través del tiempo.
La lectura como conjunto de habilidades.
La principal preocupación de esta concepción era describir las etapas por las que debía atravesar el niño y las destrezas que eran necesarias para adquirir el dominio del proceso lector. En este esquema el nivel más importante era reconocer las palabras. A partir de ese momento se daría lugar al surgimiento de otros niveles como la comprensión; la reacción o respuesta emocional y la asimilación o evaluación. La idea que prevaleció en esta concepción fue la de que si el lector dominaba las habilidades básicas (decodificación del texto), podría luego con la práctica, integrar e incorporar las otras, como la elaboración y comprensión de lo leído. Esta teoría tuvo un peso fundamental durante mucho tiempo y fue el modelo que adoptó la formación escolar primaria para enseñar a leer; no apuntó a la formación de lectores críticos, sino más bien mecánicos. Expresa Dubois (1991):

De acuerdo con esta concepción se dice que el lector comprende un texto cuando es capaz de extraer el significado que el mismo le ofrece, lo cual implica un reconocimiento tácito de que el sentido del texto está en las palabras y oraciones que lo componen y de que el papel del lector consiste en descubrirlo (p.37).

La lectura como proceso interactivo
A fines de los años sesenta comienzan a producirse cambios en el enfoque teórico antes mencionado y a consecuencia del avance de la psicolingüístico y de la psicología cognoscitiva surge una nueva teoría sobre la lectura, que la vincula con un proceso interactivo. Dentro de este enfoque se destacan dos modelos: el psicolingüístico y la teoría del esquema.
La lectura desde el enfoque psicolingüístico
Dubois citada por Ceretta (2010). Expresa que los máximos exponentes de esta teoría fueron Kenneth Goodman y Frank Smith. Goodman llegó a la conclusión de que la lectura es un proceso psicolingüístico en el que interactúan el pensamiento y el lenguaje. Por su parte Smith destacó el carácter interactivo del proceso y afirmó que en la lectura interactúa la información no visual que posee el lector con la información visual que proporciona el texto. En ese proceso de interacción el lector construye el sentido del texto. El ojo capta la información gráfica y el cerebro la procesa y ese procesamiento sólo es posible por los conocimientos y experiencias que ya posee el lector. Si el lector no puede relacionar el contenido del texto con algo ya conocido por él, no podrá construir ningún significado. Sostiene que cuanto mayor sea la información no visual que posee el lector, tanto menor será la necesidad de utilizar la información visual, puesto que la lectura es un proceso selectivo en el cual el lector no utiliza toda la información disponible, sino tan sólo la que necesita para construir el sentido del texto
Dice Dubois (Ob. Cit.), que este enfoque de la lectura enfatiza en que el sentido del texto no está en las palabras y oraciones que conforman el mensaje escrito, sino en la propia mente del autor y en la del lector cuando le da su propio significado al texto. Para este modelo el lector tiene un papel activo, construye el sentido del discurso con su competencia lingüística y su experiencia.
Teoría del Esquema.
Surge en el ámbito de los psicólogos constructivistas que aplicaron su teoría al estudio del papel que juega en la lectura la experiencia previa del sujeto. Esta teoría se basa en el concepto de esquema de Rumelhart (1999). Los esquemas son unidades en las cuales no sólo está almacenado el conocimiento, sino también la información necesaria sobre cómo utilizar ese conocimiento. Son estructuras cognoscitivas creadas a partir de la experiencia previa del sujeto, Cuando lee el lector trata de explicar el texto en función de las configuración de sus esquemas previos, o sea la lectura es un proceso de interacción entre la información aportada por el texto y los esquemas que posee el lector que le permiten comprender el texto.
La teoría de la interacción en cualquiera de sus dos vertientes supone que la lectura es un proceso global e indivisible; el sentido del mensaje escrito no está en el texto sino en la mente del autor y del lector; el lector construye el sentido a través de la interacción con el texto: la experiencia previa del lector juega un papel fundamental en esa construcción.

La lectura como proceso transaccional.
Esta teoría es de más reciente concepción y tiene su máximo exponente en la autora Louise Rosenblatt que en 1978 a través de su libro “The reader, the text, the poem” describe lo que denomina la teoría transaccional de la lectura. Rosenblatt (1985) utiliza el término transacción en lugar de interacción. La transacción implica una relación doble, recíproca entre el cognoscente y lo conocido. Para esta teoría la lectura es un suceso particular en el tiempo que reúne un lector y un texto en circunstancias también particulares. El lector adquiere su carácter de tal en virtud del acto de lectura y es a través de éste que el texto. Rosenblatt (1985). “Mi punto de vista del proceso de la lectura como “transaccional” es que la obra literaria ocurre en la relación recíproca entre el lector y el texto” (p.23)
Llamo a esta relación una transacción a fin de enfatizar el circuito dinámico fluido, el proceso recíproco en el tiempo, la interfusión de lector y texto en una síntesis única que constituye el “significado”, ya se trate de un informe científico o de un poema. En el proceso de transacción lector y texto son mutuamente dependientes y de su interpretación recíproca surge el sentido de la lectura.  La teoría transaccional de Rosenblatt (Ob. Cit.) distingue dos tipos de postura del lector frente al texto: la eferente y la estética. En la postura eferente la atención se centra predominantemente en lo que se extrae y retiene luego del acto de la lectura. En la postura estética el lector centra la atención en las vivencias que afloran durante el acto de lectura. Estos dos tipos de lectura son dos modos coordinados y paralelos. Para la teoría transaccional el texto es menos un objeto que un potencial que es actualizado durante el acto de lectura; la comprensión surge de la compenetración del lector y texto y es así algo único a ese evento; el texto es un sistema abierto y por lo tanto la variación en la interpretación es la respuesta esperada.
Cada una de estas teorías ha tenido ingerencia en la formación de lectores a través de la historia. La lectura implica descodificación de mensajes lingüísticos pero también comprensión, análisis, elaboración, comunicación o sea que es un proceso altamente complejo y que conjuga diferentes elementos en un mismo momento.
 Dice Dubois (1991) Se podría decir, en términos filosóficos, que el texto contiene el significado “en potencia”, pero que éste se “actualiza” por medio del lector en el proceso de transacción que supone la lectura. Habría que agregar además que el significado potencial del texto y el construido por el lector nunca son idénticos sino aproximados. El texto construido por el lector no será idéntico al del autor, puesto que involucra una serie de inferencias y referencias que están basadas en los esquemas propios del lector.   Cassany (2006), expresa que:

 Leer no es sólo un proceso psicobiológico realizado con unidades lingüísticas y capacidades mentales. También es una práctica cultural insertada en una comunidad particular, que posee una historia una tradición unos hábitos y unas prácticas comunicativas especiales. Aprender a leer requiere conocer estas particularidades propias de cada comunidad. No basta con saber descodificar las palabras o con poder hacer las inferencias necesarias. Hay que conocer la estructura de cada género textual en cada disciplina como lo utilizan el autores y los lectores, qué funciones desarrolla, cómo se presenta el autor en la prosa, qué conocimientos deben decirse y cuáles deben presuponerse, como se citan las referencias bibliográficas. (p. 65)

Para los efectos de esta investigación, la lectura es un proceso, que se fundamenta en las teorías presentadas  y que para comprenderlo hay que entender que su enseñanza debe enfocarse como una sucesión de relaciones entre el que lee, el mediador y el texto escrito. Considerando la etapa de desarrollo del estudiante, su entorno social, cultura y los conocimientos previos.
Imagen: Imágenes Google.
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