Ensayo por: Mireya Hidalgo
(I PARTE)
Desde la educación, se ha capacitado para la lectura mediante procesos de enseñanza de las competencias básicas en el uso del lenguaje, es lo que se conoce como alfabetización, tradicionalmente asociada a los libros impresos de texto. En 1986 la Unesco, ante los cambios y exigencias sociales introdujo el término alfabetización funcional, referida a las actividades que además de la lectura y la escritura eran necesarias para el buen funcionamiento y sobre todo al desarrollo de un grupo o comunidad. Hoy, a estas habilidades necesarias, se suman otras vinculadas al predominio creciente en la informatización en todas las áreas, incluso, en las relaciones sociales, hasta hablar hoy de alfabetización digital.
Estar alfabetizado digitalmente implica no sólo una posibilidad de acceso a los dispositivos tecnológicos, tema que se ha tratado ampliamente desde la llamada brecha digital entre los conectados y los desconectados, sino una posibilidad de uso de la información mediada por ellos y traducida en la capacidad para localizar información, valorarla, interpretarla, producirla, divulgarla y establecer relaciones comunicativas. Así, el acto de leer está asociado a otras posibilidades, otras prácticas, otros formatos y otras rutinas y lugares.
Al enfrentar al soporte analógico del libro para la lectura con el digital o de bits, surgen numerosas consideraciones que merecen la pena revisar, para obtener opiniones diversas en relación a la evolución de esos esenciales instrumentos que han acompañado la historia del hombre en el planeta: el libro y la lectura, en este sentido Paredes (2005), destaca que las desventajas del libro frente al hipertexto hacen presagiar su desaparición y el nacimiento de una nueva cultura, con profundas repercusiones sociales, en especial en los modelos de enseñanza – aprendizaje, que tienen en el libro un fiel transmisor de información y esparcimiento como medio indeleble.
¿Esta realmente el libro en peligro de extinción, debido al avance de la tecnología de la información? Para Barceló (2000), la tecnología tiende a distorsionar la realidad y hacerla paradójicamente contradictoria e inhumana, pues el mismo autor citando a Pisan; acota que en algunos lugares del planeta (el ejemplo es África) las autopistas de la información pueden llegar antes que las necesarias e imprescindibles tuberías que transportan el agua potable para reducir el alcance de las muchas enfermedades infecciosas existentes. En este sentido, Aguadero (1997), esboza que esa dualidad compleja, presenta hecho tan increíbles como el que la mitad de la población mundial no ha hecho una sola llamada telefónica en su vida y según el informe Maitland, en Tokio hay más teléfonos que en todo el continente africano. Estos pocos hechos mencionados por Pisan y Aguadero hacen próximo un problema gravísimo que se vive en todos los países atrasados del mundo y que constituye la llamada brecha digital y del conocimiento que tiende a ser cada vez grande y dramática entre los países con más avances tecnológicos instalados que otros.
En tal sentido puede decirse que lo que distingue a los pobres, sean personas o países, de los ricos no es sólo que tienen menos capital sino también menos conocimientos. Con frecuencia la generación del conocimiento es costosa, por lo que suele producirse en los países industrializados, pero las naciones en desarrollo pueden adquirir conocimientos en otros países y también crearlos. Por otra parte, la Unión Internacional de Telecomunicaciones (2003), señala que la brecha digital y del conocimiento permite visualizar, la disparidad existente entre las comunidades que en el planeta están en condiciones de utilizar o no la tecnología, así como la falta de transferencia de la información dentro de dichas comunidades. Estas brechas, afectan sobre todo al mundo en desarrollo y las economías en transición.
Aunque la teledensidad mundial muestre indicios de mejoría, el desnivel entre los que tienen acceso a Internet y los que carecen del mismo sigue ampliándose en todo el mundo. La brecha digital ha generado una desproporción del conocimiento entre los ricos y los pobres de la información, que puede dar lugar a una nueva forma de analfabetismo, lo que contribuye a la pobreza de la información y el conocimiento y limita las posibilidades en cuanto a crecimiento económico y distribución de la riqueza.
Por lo tanto, se hace necesario revisar el presente y futuro del libro y la lectura, las bibliotecas frente al desafío de las tecnologías de la información. Así es oportuno mostrar las ideas presentadas en el libro de Negroponte (1995), uno de los mayores expertos mundiales en Multimedia. En la introducción del documento que lleva por título “La paradoja de un libro”, él se plantea la siguiente interrogante: Entonces Negroponte ¿por qué eres tan anticuado y escribes un libro, que además no lleva ilustraciones?, ¿Por qué la editorial entrega esta obra en átomos en lugar de bits? ¿Cuando es tan sencillo ofrecer estas páginas en formato digital que era de donde venían? A lo que el mismo autor se responde, con dos razones principales, que debidamente analizadas, favorecen comprender en sus múltiples dimensiones el presente y futuro del libro, la lectura y las bibliotecas. Las razones que esgrime son:
1.- No hay suficientes medios digitales al alcance de ejecutivos, políticos, padres y todos los que más necesitan entender esta cultura, tan radicalmente nueva; agrega además que incluso en donde los ordenadores son omnipresentes, en el mejor de los casos, la interfaz actual es rudimentaria y está muy lejos de ser algo con que él deseará irse a la cama.
2.- Los multimedia interactivos dejan muy poco margen a la imaginación, como una película de Hollywod, incluyen representaciones tan específicas que la mente cada vez dispone de menos ocasiones para pensar. En cambio la palabra escrita suelta destellos de imágenes y evoca metáforas que adquieren significado a partir de la imaginación y de las propias experiencias del lector. Señala también que cuando se lee una novela, gran parte del color, del sonido y del movimiento provienen de uno mismo. Por lo tanto se necesita el mismo tipo de contribución personal, para sentir y entender como “ser digital”, puede influir en la vida personal.
La confrontación surgida a partir de los avances tecnológicos en cuanto a la presentación de la información es una diatriba, que no deja indiferente a los pensadores de la actualidad así Sartori (1998), en su inquietud por los efectos de la cultura de la imagen (televisión, ordenadores), frente a la del libro y la lectura, asevera que en la sociedad teledirigida, donde se da una “videocracia”, existe el peligro de transformación de los grupos actuales en generaciones digitales descritas como una generación cuyo lenguaje consiste en hipertexto, comprensión de datos, amplitud de banda y bites, que se encuentran muy a gusto “en el mundo virtual”. El mismo autor, elabora una visión del hombre como animal simbolicum, es decir que posee una capacidad simbólica que se desplega en el lenguaje, es por eso que el ser humano es locuaz, tiene capacidad de pensar y comunicar, lo cual no implica necesariamente ver para poder pensar. Es por estas razones que el autor mencionado indica una ruptura entre el hombre que utiliza los símbolos y el que se está adaptando en la era digital, que se instaló a mediados del siglo XX, con la llegada de la televisión, a partir de cuyo momento prevalece sobre el hablar.
Pocas décadas después del progreso tecnológico, emerge la era cibernética o de la multimedia, donde se logra no sólo la unificación de la palabra, el sonido y las imágenes, sino que además induce en la llamada realidad virtual, y que en palabras de Sartori es una realidad que se ha creado con la imagen y que es realidad sólo en la pantalla. Lo virtual, las simulaciones amplían desmesuradamente las posibilidades de lo real, pero no son realidades. En ese sentido, una de las consecuencias nefastas, de los hechos descritos anteriormente, es que se está produciendo una metamorfosis en la naturaleza misma del homo sapiens, en la medida que la televisión no es sólo un instrumento de comunicación; es también a la vez paideia, un instrumento antropogenético, un médium que genera un nuevo anthropos, un nuevo tipo de ser humano, el homo videns, caracterizado por responder casi exclusivamente a los estímulos audiovisuales y como consecuencia de ello insensible a los estímulos de la lectura y del saber transmitidos por la cultura escrita.
El homo videns está perdiendo la capacidad de abstracción y por ende las capacidades de análisis, de crítica, de comprensión e incluso el de diferenciar entre lo verdadero y lo falso, pues el mundo de imágenes que ofrece el video –ver desactiva la capacidad de abstracción y, con ella, la capacidad de comprender los problemas y afrontarlos racionalmente. Sin embargo para Sartori, si acaso existe la televisión de calidad, es bienvenida, pues puede darse que el hombre que lee y el hombre que ve, la cultura escrita y la cultura audiovisual, se combinen en una síntesis armoniosa, si esto fuera posible, sería perfecto.
La evolución del hombre, su cultura, perpetuada mediante la escritura y la lectura, es tema muy complejo, por las variadas aristas y dimensiones que se entrecruzan, en un entramado característico de los grupos sociales, pero en la actualidad debido al avance de las telecomunicaciones con el uso de la ciencia y la tecnología ha llegado a magnificarse, al punto que la gran cantidad de información disponible, obliga a pensar en las limitaciones en el alcance de las perspectivas para revisar cualquier tema, y especialmente el de la lectura.
(II PARTE) Motivaciones y distintos tipos de lectura
Las motivaciones que puede tener una persona para volcarse a la lectura pueden ser de muy diversa índole. En este caso particular cuando se habla de motivaciones, se asocia con acciones que se realizan por voluntad propia, por lo que quedan excluidas aquellas que obedecen a la obligación o son impuestas por factores externos al individuo. Dice Pennac (1995), que el verbo leer no admite el imperativo y lo compara con otros verbos como “soñar”, “amar”, que no pueden ser impuestos a una persona, sino que se hace o no se hace, pero siempre por voluntad propia.
La experiencia a lo largo de la historia de la lectura ha dado pruebas suficientes para constatar que cuando una persona es obligada a leer los resultados son, generalmente, contrarios a lo que se esperaba. Existen más probabilidades de que sienta rechazo por la lectura, que motivación hacia ella. El gusto por la lectura depende de emociones, motivaciones, intereses, pero no de obligaciones. Es común que la obligación de leer, que se impone a nivel escolar pueda generar efectos negativos sobre el individuo durante toda su vida. ¿Cuáles son las motivaciones que llevan a qué el individuo se interese por leer?
Seguramente la lista puede ser interminable y dependerá de cada individuo y de cada contexto en particular. Pero, a decir de Bamberger (1975), se puede intentar hacer una breve lista de motivaciones:
*La primera motivación para leer es el placer de practicar con las recién adquiridas habilidades lectoras, el deleite que producen la actividad intelectual y el dominio de una destreza mecánica. Si el maestro responde a esta motivación dando facilidades, y proporcionando materiales adecuados a la edad los niños responden muy bien. Al buen lector le gusta leer.
* La tendencia a usar y ejercitar actitudes intelectivo-espirituales como la fantasía, el pensamiento, la voluntad, la simpatía, la capacidad identificadora, etc.
* La necesidad de relacionarse con el mundo, de enriquecer la propia mentalidad y de tener experiencias intelectuales.
Estas motivaciones e intereses íntimos, por lo común no se perciben conscientemente. Corresponden a determinadas maneras de vivir y resumir su experiencia: agrado de encontrarse con cosas y gentes que le son familiares (libros de ambiente y costumbres) o, por el contrario desconocidas y novedosas (libros de viajes y aventuras); ansias de escapar de la realidad y vivir en un mundo de fantasía (cuentos de hadas, historias fantásticas, libros de utopías); necesidad de autoafirmarse, búsqueda de ideales (biografías); afán de formación, de buenos consejos, de conocimientos provechosos (literatura de no ficción); ganas de distraerse y divertirse, necesidad de entretenimiento y esparcimiento (libros de deportes, de caza, de curiosidades, etc.).
Venegas citada por Ravera y Schiavo, (1998). Exponen que se puede leer para: a) satisfacer la curiosidad y la necesidad de información; b) resolver conflictos y satisfacer necesidades de tipo emocional; c) enriquecer el mundo interior; como herramienta de aprendizaje; para solucionar problemas; e) para recibir información que permita al lector estar integrado a la vida de su comunidad, ganando seguridad con esta identificación; f) encontrar en la lectura la posibilidad de fantasear, descansar, soñar, imaginar. La lectura no sólo es beneficiosa para el individuo, sino que acompaña el desarrollo de la sociedad.
Por otro lado, existen diferentes tipos de lectura que tienen relación con contextos, momentos, intereses y motivaciones. Se habla entonces de la lectura informativa como aquella que responde a la necesidad de orientarse y desarrollarse. Es la lectura para la vida misma. En este tipo de lectura es muy importante que el lector cuente con los elementos que le permitan, interpretar y evaluar la información que recibe. Las motivaciones que llevan a la lectura son un ejercicio de libertad que permiten al lector ser el artífice de sus propios intereses, utilizando la lectura como forma de expresar esa libertad. “El lector puede leer en voz alta, en silencio, saltear partes, hojear, releer o abandonar el texto. En cada una de estas formas se manifiesta su libertad para optar por la forma más conveniente de acuerdo a sus intereses, capacidades y circunstancias.” Richero, (2006):
* El pensamiento crítico para discernir entre otros aspectos, lo objetivo y lo subjetivo; lo verdadero y lo falso.
*La lectura recreativa que busca satisfacer la imaginación y las emociones.
*Lectura escapista, literaria o histórica.
*La lectura formativa que persigue la educación y el conocimiento. Requiere intensa actividad intelectual, mentalidad crítica y capacidad receptora. Es una lectura cognitiva.
Los diferentes tipos de lectura son una división imaginaria que se realiza a los efectos de un abordaje teórico del tema. Sin embargo, en la práctica no es tan simple determinar esta división. Un texto puede ser recreativo, informativo y formativo. Dependerá de cada lector darle integralidad al mismo y convertirlo en una lectura de disfrute, informativa o de aprendizaje.
La lectura no sólo debe relacionarse con el libro escrito en soporte impreso, sino que leer no depende de la forma que contienen el texto. La lectura es fundamental en el mundo actual en el que priman las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. En especial adquiere gran relevancia la lectura de carácter informativo, y para ello el lector no sólo debe tener competencias lectoras específicas, sino competencias en información, que lo habiliten a seleccionar, evaluar y apropiarse de la información de la forma más profesional.
La experiencia a lo largo de la historia de la lectura ha dado pruebas suficientes para constatar que cuando una persona es obligada a leer los resultados son, generalmente, contrarios a lo que se esperaba. Existen más probabilidades de que sienta rechazo por la lectura, que motivación hacia ella. El gusto por la lectura depende de emociones, motivaciones, intereses, pero no de obligaciones. Es común que la obligación de leer, que se impone a nivel escolar pueda generar efectos negativos sobre el individuo durante toda su vida. ¿Cuáles son las motivaciones que llevan a qué el individuo se interese por leer?
Seguramente la lista puede ser interminable y dependerá de cada individuo y de cada contexto en particular. Pero, a decir de Bamberger (1975), se puede intentar hacer una breve lista de motivaciones:
*La primera motivación para leer es el placer de practicar con las recién adquiridas habilidades lectoras, el deleite que producen la actividad intelectual y el dominio de una destreza mecánica. Si el maestro responde a esta motivación dando facilidades, y proporcionando materiales adecuados a la edad los niños responden muy bien. Al buen lector le gusta leer.
* La tendencia a usar y ejercitar actitudes intelectivo-espirituales como la fantasía, el pensamiento, la voluntad, la simpatía, la capacidad identificadora, etc.
* La necesidad de relacionarse con el mundo, de enriquecer la propia mentalidad y de tener experiencias intelectuales.
Estas motivaciones e intereses íntimos, por lo común no se perciben conscientemente. Corresponden a determinadas maneras de vivir y resumir su experiencia: agrado de encontrarse con cosas y gentes que le son familiares (libros de ambiente y costumbres) o, por el contrario desconocidas y novedosas (libros de viajes y aventuras); ansias de escapar de la realidad y vivir en un mundo de fantasía (cuentos de hadas, historias fantásticas, libros de utopías); necesidad de autoafirmarse, búsqueda de ideales (biografías); afán de formación, de buenos consejos, de conocimientos provechosos (literatura de no ficción); ganas de distraerse y divertirse, necesidad de entretenimiento y esparcimiento (libros de deportes, de caza, de curiosidades, etc.).
Venegas citada por Ravera y Schiavo, (1998). Exponen que se puede leer para: a) satisfacer la curiosidad y la necesidad de información; b) resolver conflictos y satisfacer necesidades de tipo emocional; c) enriquecer el mundo interior; como herramienta de aprendizaje; para solucionar problemas; e) para recibir información que permita al lector estar integrado a la vida de su comunidad, ganando seguridad con esta identificación; f) encontrar en la lectura la posibilidad de fantasear, descansar, soñar, imaginar. La lectura no sólo es beneficiosa para el individuo, sino que acompaña el desarrollo de la sociedad.
Por otro lado, existen diferentes tipos de lectura que tienen relación con contextos, momentos, intereses y motivaciones. Se habla entonces de la lectura informativa como aquella que responde a la necesidad de orientarse y desarrollarse. Es la lectura para la vida misma. En este tipo de lectura es muy importante que el lector cuente con los elementos que le permitan, interpretar y evaluar la información que recibe. Las motivaciones que llevan a la lectura son un ejercicio de libertad que permiten al lector ser el artífice de sus propios intereses, utilizando la lectura como forma de expresar esa libertad. “El lector puede leer en voz alta, en silencio, saltear partes, hojear, releer o abandonar el texto. En cada una de estas formas se manifiesta su libertad para optar por la forma más conveniente de acuerdo a sus intereses, capacidades y circunstancias.” Richero, (2006):
* El pensamiento crítico para discernir entre otros aspectos, lo objetivo y lo subjetivo; lo verdadero y lo falso.
*La lectura recreativa que busca satisfacer la imaginación y las emociones.
*Lectura escapista, literaria o histórica.
*La lectura formativa que persigue la educación y el conocimiento. Requiere intensa actividad intelectual, mentalidad crítica y capacidad receptora. Es una lectura cognitiva.
Los diferentes tipos de lectura son una división imaginaria que se realiza a los efectos de un abordaje teórico del tema. Sin embargo, en la práctica no es tan simple determinar esta división. Un texto puede ser recreativo, informativo y formativo. Dependerá de cada lector darle integralidad al mismo y convertirlo en una lectura de disfrute, informativa o de aprendizaje.
La lectura no sólo debe relacionarse con el libro escrito en soporte impreso, sino que leer no depende de la forma que contienen el texto. La lectura es fundamental en el mundo actual en el que priman las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. En especial adquiere gran relevancia la lectura de carácter informativo, y para ello el lector no sólo debe tener competencias lectoras específicas, sino competencias en información, que lo habiliten a seleccionar, evaluar y apropiarse de la información de la forma más profesional.
III PARTE.
La lectura en la era digital
¿Y qué sucede con la lectura en la era digital? ¿Se aplican a este contexto los contenidos teóricos que se han venido desarrollando? ¿Se generan nuevas formas de leer, producto de los nuevos soportes digitales que contienen la información?
Esta lectura siempre está motivada por un interés particular y, según Cassany (2006), las nuevas tecnologías proporcionan una forma de lectura en la que no sólo es necesario comprender, sino saber seleccionar y encontrar lo que se busca, que no siempre resulta fácil. Sin dudas, que estas nuevas modalidades exigen mayor atención en la selección y evaluación de lo que se lee, ya que el volumen de información que se maneja es incontrolable. Internet, sitios web, chats, correos electrónicos, mensajes por celular, blogs, entre otros, se presentan con nuevas estructuras de formulación, con menos formalidades y accesibles a quien tenga la posibilidad de contar con conexión a la red.
Por otra parte, la lectura en la era digital requiere, no sólo el dominio de lo escrito, sino y especialmente de lo visual. Los textos y las imágenes pasan rápidamente delante de la pantalla y de los ojos del lector. El individuo debe estar preparado para hacer frente a esta nueva estructura de organización de la información y desarrollar competencias que le permitan seleccionar y evaluar lo que lee. La lectura digital tiene sus propias particularidades, técnicas y competencias específicas. La evaluación de la calidad de los contenidos para su compresión y asimilación se convierte en un elemento indispensable. En este nuevo contexto cambian las técnicas y procedimientos tradicionales de animación y promoción de la lectura. Cerveró y Marzal (2007).
La información a la que se puede tener acceso es prácticamente inconmensurable, pero ¿toda la información que se recibe es verdadera, objetiva, actual?. Contar con las habilidades para seleccionar y evaluar la información es imprescindible.
Cerveró y Marzal (2007) expresan:
La riqueza de lo digital sobrepasa una mera rivalidad con el libro. El soporte combinado con las extraordinarias potencialidades del hipertexto, que modifica y enriquece la lectura contribuye además a mejorar la dimensión social y académica de la información y la comunicación, por eso ha de contemplarse como una nueva dimensión de la cultura, en ningún caso rival de ella.
Particularidades del entorno digital y su relación con la función de la lectura.
Así, destacan las siguientes propiedades del espacio digital:
* Alta densidad. Ello ofrece la posibilidad de almacenar grandes cantidades de texto, prácticamente sin límites.
* Accesibilidad: se puede acceder a su contenido desde cualquier lugar, en cualquier momento a cualquier tipo de información.
* Facilidad de actualización: se actualiza sin dejar rastros de lo anterior.
* Interactivo, ubicuo y deslocalizado.
Respecto a la interacción, el espacio digital ofrece la posibilidad de combinar texto, imagen y sonido, un entorno multimedia que permite navegar por distintos medios al mismo tiempo. “Se produce una nueva relación entre el lector y el texto: la interacción. La idea de que el libro digital no produce la misma sensación que el manual puede ser revertida si se piensa en que en el libro digital el lector a través del hipertexto se mueve por el texto mismo a través de las palabras. Se tocan las palabras para que estas a su vez desplieguen más texto. El lector ya no entra en contacto con el soporte sino con las palabras sostenidas en la pantalla. No hay alejamiento sino mayor relación. Con la organización hipertextual, la intervención del lector sobre el libro no consiste en pasar sus páginas sino en desplegar su texto. En cuanto a la ubicuidad, el espacio permite que el texto esté en todas partes y en un mismo momento, potenciando una de las cualidades del libro en soporte papel. Por último la deslocalización es la propiedad que permite recibir información de distintos lugares en un mismo momento sin poder percibir exactamente de donde proviene.
Características del medio digital para la lectura:
*Amorfia: los objetos digitales no tienen forma.
* Asincronía: la información, el libro se consulta en el momento que el lector lo decide.
* Hipertextualidad, otorgándole al texto digital una estructura de vínculos en el propio espacio que se realiza a través de links o desdoblamiento de la información.
En tal sentido, Coll (2005), afirma que el texto electrónico o digital no conforma únicamente la aparición de nuevas modalidades de producción y transmisión de textos, sino que supone un cambio epistemológico tanto desde el punto de vista del autor como del lector.
Pero esta posibilidad puede aparejar riesgos, como perderse en la navegación a través de los vínculos que relacionan diferentes textos y no llegar realmente a la información que se busca o se necesita. En este nuevo contexto, lo más importante es que el lector domine los saberes que necesita para realizar un proceso de aprendizaje continuo. Coll, (2005).
Con este marco de referencia, la lectura adquiere nuevas dimensiones en la era de las tecnologías de la información y la comunicación, por lo que se hace necesario replantearse si el marco teórico que la contiene es el adecuado para hacer frente al nuevo contexto de acceso a la información y el conocimiento.
Así, surgen nuevas alfabetizaciones y en especial la alfabetización en información, como un factor determinante para que el individuo pueda desarrollar habilidades y nuevos modos de leer aplicados a los contextos tecnológicos, al mismo tiempo que fortalecer y consolidar sus habilidades en cuanto al texto impreso. Las competencias lectoras adquieren una relevancia fundamental para desarrollar competencias en información.
A modo de conclusión en este sentido, se puede afirmar que la lectura es una valiosa herramienta aún en la era digital, y que su esencia no cambia, pero las acciones hacia su fomento deben enfocarse con otros parámetros diferentes a los tradicionales, que no son excluyentes sino complementarios. Estos nuevos parámetros pasan sin dudas, por abordar el concepto de lectura en el sentido más amplio y ser conscientes que el nuevo lector necesita otras alfabetizaciones para ser capaz de manejarse en el entorno tecnológico, pero para ello debe tener muy afianzadas sus competencias lectoras y por lo tanto estar básicamente alfabetizado.
Vale decir entonces que la lectura, en la era digital se complejiza, porque supone no sólo el domino de las concepciones de lectura que se conocen hasta ahora, sino un manejo eficiente de la tecnología, así como también contar con capacidad tecnológica instalada. Entonces qué puede hacer el lector ante este panorama. Es evidente que debe adecuarse a la realidad y circunstancias, porque en esencia la lectura no cambia, varían los instrumentos y métodos para su utilización. Desde esa perspectiva, se debe estar preparado para la situación a afrontar, se debe conocer y dominar tanto el libro impreso como la web, así como conocer y actuar según lo que se tenga. Lo fundamental es la disposición de acercarse de manera eficiente al texto escrito y valorar la importancia de adherirse a él en el formato que más se aproxime a su realidad: virtual o analógica.
cuando publica la segunda parte ?
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