LEER LA HISTORIA.

Por Mireya Hidalgo.

La pertinencia de un tema como la lectura, en el contexto educativo de América Latina, tiene una connotación social y cultural de relevancia, puesto que es un instrumento imprescindible para el momento histórico y de cambios de las estructuras políticas, que inciden en la toma de decisiones para abrir una senda hacia la autodeterminación de los pueblos el desarrollo endógeno, la toma de conciencia de las responsabilidades a asumir, para enfrentar exitosamente las metas, que como conglomerado humano con profundas raíces ancestrales se encaminan hacia el encuentro de su propia identidad, acervo y valoración de las potencialidades , para superar el anclaje que impide navegar hacia la búsqueda de soluciones a las particulares problemáticas de la región, desde la educación. 

Efectivamente, la lectura es el recurso que favorece a través del uso constante, desde su adquisición en la infancia, el conocimiento de la historia, de la cultura, del lenguaje, de la ciencia, para acercar a cada individuo que acude a la escuela, o a una instancia educativa llámese, misión, programa o curso, para informarse, formarse, aprender. En este sentido su adquisición a temprana edad es lo ideal, con actividades sostenidas que permitan el aumento del saber a medida que el ser se desarrolla hasta llegar a la adultez. No pocos pensadores, se han preocupado por esta idea, en la evolución social - educativa del continente, pues al iniciar el proceso de independencia, el  Libertador Simón Bolívar ya proclamaba que; “Moral y luces son nuestras primeras necesidades” o “Un pueblo ignorante, es un instrumento ciego de su propia destrucción”, lo acompañan con acciones precisas, en este sentido: su Maestro “Simón Rodríguez”, “Andrés Bello”, “Antonio José de Sucre”. Todos con una gran visión sobre la importancia instrumental de la educación y de la lectura como herramienta imprescindible de la misma.

En referencia al aspecto cultural, la lectura se encuentra estrechamente ligada a ella, es su vehículo, puesto que es a través de los libros, que se atesoran los relatos que fundamentan el pasado, las descripciones de la vida en comunidad: normas de desenvolvimiento social, prácticas sanatorias, rituales, vestimenta, costumbres. Todo está contenido en la lectura, aunque está se haga a través de imágenes, jeroglíficos, códigos. Son válidas representaciones, para comprender, interpretar que es el propósito de leer, finalmente. En este sentido, cabe señalar, que sin la lectura (en distintos soportes: piedra, barro, madera, papiro, papel, pantalla), difícilmente sería posible en la época actual, conocer sobre las antiguas civilizaciones, y su evolución para poder hilvanar el hilo histórico de la humanidad, sus conflictos, frustraciones, esperanzas para vislumbrar el porvenir.