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miércoles, 28 de junio de 2023

El tercero. Relato.

 El tercero.

Relato escrito por Mireya Hidalgo. 


Iniciaba la semana en la ciudad, y en aquél sector en esa vivienda… Adrián se sentó al borde de la cama, se debatía entre levantarse a las 5:00 am para iniciar su jornada laboral, o quedarse un poco más, al calor de su esposa Micaela, quién dormía plácidamente…Suspiro profundo y pensó: “A levantarse, y a tenerse, y a trabajar para mantenerse… como dice mi madre” Dicho esto se incorporó fue al baño, cumplió con su aseo personal y se dirigió a la cocina a prepararse el primer café del día. Mientras lo hacía, planificaba mentalmente una vez más lo que constituía su rutina de cabeza de familia, desde hace dieciocho años… “Parece mentira –pensó- el tiempo pasa tan rápido… Recuerdo tan claramente cómo empezó todo esto: El enamoramiento de mi esposa. Luego nada me importó, ni los dos hijos de una unión anterior, ni la contrariedad de mi viejo, nada…Y bueno: Acá estoy” …

Sin darse más tiempo a cavilaciones, tomó las llaves del vehículo que conducía, para ganarse la vida desde hacía un año, lo encendió y partió al galpón para subir las mercancías que debía entregar en el transcurso del día, en puntos aledaños a la localidad… Mientras conducía, no obstante, volvió con el pensamiento hacia su vida familiar, y pensó lo indiferente que estaba volviéndose su pareja, ya no se levantaba como antes a prepararle la vianda, ni a despedirlo. No lo llamaba mientras viajaba de un punto a otro, ni le enviaba mensajes, nada… Excepto claro, cuando requería que le llevara víveres o cualquier otra cosa. “Será que se siente enferma, y no me dice para no preocuparme”. “Le prestaré más atención, de ahora en más, eso haré, ahora ¡a trabajar!”. Y dicho esto, su pensamiento y su camino se dispusieron a cumplir con este propósito.

Entre tanto, dos horas más tarde, Micaela se levantaba, con pereza se mudaba de ropa y dirigía a la cocina, para ver que se preparaba para desayunar. Sintió la alarma de su Smartphone, avisándole de una notificación, y vio que se trataba de una solicitud de seguimiento de una red social. No teniendo nada más importante qué hacer, decidió leer el perfil. “¡Guao! ¡que guapo! Y es extranjero, se dijo así misma, lo aceptaré”…El tiempo se le fue volando intercambiando con Leonardo, su nuevo amigo virtual. Eran pasadas las 12 pm cuando su hija adolescente llegó del Liceo:

-Mamá tengo hambre, ¿Qué preparaste?

-Bueno, recién comienzo, pero son espaguetis, no te preocupes, ya vas a almorzar.

-…Y se puede saber ¿Qué hacías? –preguntó Celeste- ¡No me digas que jugando con el teléfono!

-Pues sí, le respondió a su hija. También puedo, de vez en cuando.

Dicho esto, le dio la espalda para seguir con el almuerzo, y esta se dirigió a su habitación, mientras murmuraba:

-Como sea…

Eran casi las 10 pm cuando el padre de familia, regreso de su trabajo, llegó cargado con alimentos para la despensa, y una flor que entregó a Micaela.

Esta la recibió con frialdad y le preguntó: ¿Tienes hambre?, a lo que el hombre contestó:

-No, mi vida, cené con Aníbal, mi compañero de trabajo hace poco, gracias. Y con amabilidad le pregunto: ¿Cómo pasaste el día?

-Igual que siempre, la luz se fue como por cuatro horas, también la señal del teléfono. No han avisado cuando se van a entregar los cilindros para reponer el gas, que está casi que se termina, lo que me dejaste para comprar la carne no me alcanzó porque volvieron a subir los precios. En fin, como todo por aquí desde hace algún tiempo…De mal en peor.

- Al menos tenemos salud. Le respondió, o… ¿no?

-Sería la calamidad faltante, porque la atención médica está por el suelo, y el costo de los medicamentos, por el cielo …

-Bueno cariño, pero para eso estoy yo… para apoyarte…

-Hasta cierto punto y tú lo sabes, como están las cosas, lo que produces apenas alcanza.

-¡Cierto, cierto, amor! Pero si nos tenemos el uno al otro, salud y voluntad…

Micaela no quería seguir la misma conversación, de todos los días a la misma hora. Sencillamente ya estaba cansada, fastidiada… “Es que no habrá, alternativa, para esta vida que llevo”, pensó…

Su marido, al ver su actitud, tomó las compras y se dirigió a la refrigeradora y alacena a darles puesto, luego se duchó y con el cansancio del día, apenas se acostó, se durmió profundamente.

Al levantarse al día siguiente, aquel hombre seguía considerando lo que era su vida, él amaba entrañablemente a su mujer, se esforzaba por mantenerla lo mejor que podía. Ahora la situación política y económica, era otra cosa. Pero estaba seguro que dentro de todo estaban bien. Y es que tuvieron momentos malos en el pasado y lograron sobreponerse. Entonces recordó cuando perdieron a aquella pequeña fruto de su matrimonio, estuvieron juntos hasta su último respiro y él sentía que esto había consolidado la relación, que se querían de verdad. Ahora las cosas externas, las circunstancias, el contexto, eso estaba fuera de su control, y solo podía sortearlo de la mejor manera posible, y lo intentaba cada día, y cada hora, los trescientos sesenta y cinco días del año. Por otra parte, su vivienda era propia, eso fue un logró, tener trabajo…En verdad, que deseaba sinceramente poder entender a su pareja, que recuperará su risa, su espíritu alegre y batallador…

Con estas ideas emprendió de nuevo su rutina…Creo que he dado, el primer paso para entenderla, ahora, mantendré está actitud, por el bien de los dos. Sea lo que sea, lo averiguaré, buscaré la forma… Entre tanto para la inconforme esposa, las cosas empezaron a tomar otro matiz, y es que su nuevo y guapo amigo, la tenía cautivada, era… Era…Como si la conociera, como su alma gemela, parecía leerle el pensamiento, sabía lo que le iba a responder, la interpretaba a la perfección. Y había algo que la animaba mucho más, veía las fotos, y se extasiaba con aquella casa con piscina, autos de alta gama, lo bien que vestía, todo un emprendedor, resuelto económicamente. Lo veía en la foto de perfil y podía sentir su olor, a perfume varonil. Le parecía increíble, que aquél señor, pudiera inferirla, deducirla, la tenía completamente anonadada…

Los días transcurrieron de prisa, con un Adrián cada día más amoroso y una Micaela cada vez más ausente… Como su marido trabajaba todo el día, y últimamente le estaba dando más dinero, empezó a hacer planes que sólo ella conocía, empezó a buscar información sobre cómo salir del país. Sentía que su vida podría enrumbarse hacia otro destino, tal vez en otro lugar, con otra persona. Por su parte el gentil hombre, creía que lo de volverse comedida y guardar dinero, significaba que estaba entrando en razón, que entendía que él estaba para ella, se sentía confiado en el sentido común de su amada señora, en su capacidad de discernimiento, y sobre todo del amor que estaba seguro era mutuo, a pesar de cualquier aparente distracción de su parte. 

Era un jueves cualquiera, cuando el responsable jefe de familia, se dispuso a cumplir con sus deberes. Solo que ese día, no supo por qué, antes de irse besó en la frente a su consorte, con infinita ternura, y abriendo con mucho cuidado la puerta de la habitación de su hijastra, le lanzó un beso. Sentía una extraña tristeza, que lo hacía salirse de su diaria rutina. Ignorando estas ideas, hizo lo de siempre y se fue… Ese día después de una larga y laboriosa faena, llegó al hogar, estacionó el auto en el garaje, y con los víveres y un Smartphone nuevo para Micaela, abrió la puerta y  la llamó, pero la casa estaba completamente sola y silenciosa. Preocupado, por lo que pudiera haber ocurrido, tomó el teléfono y llamó a su mujer, pero no hubo respuesta tampoco respondió Celeste, su hijastra…Entonces se dirigió a la habitación, y observó una hoja de papel doblada sobre la mesita de noche, la tomó y leyó rápidamente, confirmando sus sospechas…

Luego entre lágrimas de dolor y despecho… Y de risas llorosas por la tonta y absurda conducta, de la que hasta ese momento había sido su compañera de vida, Adrián releyó en su mente, las últimas palabras de aquélla nota de despedida, en donde señalaba: “Tu no me conoces” … Tienes razón, pero tú tampoco  llegaste a conocerme –pensó-,  porque ahora mismo vas rumbo a un país desconocido, a reunirte con un sujeto con el que te relacionaste, a través deTinder, y que ni siquiera existe. Lo invente yo, confiando en que serías lo suficientemente inteligente para valorar lo que tenías en la realidad. Pero me equivoqué…

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