(Autora: Dra.
Mireya del Milagro Hidalgo)
A propósito, de la celebración del "Dia del libro, el idioma y derecho de autor" es interesante saber que tan excelsa fecha surge
por hechos relacionados con personajes vinculados a la literatura, en
diferentes partes de la geografía mundial así en el año 1616 durante el mes de
abril ( de fecha 23) mueren Miguel de Cervantes Saavedra autor del “Ingenioso Hidalgo, Don Quijote de la
Mancha”, (Español) William Shakespeare, conocido por sus obras teatrales como: Romeo y Julieta,
Hamlet, Otelo entre otros (Inglaterra) y el Inca Garcilaso de la Vega, poeta e
historiador nacido en El Cuzco (Perú). Y
para hacer más sentida esta conmemoración, recientemente fallece también en
abril el premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez conocido por su obra
“Cien años de Soledad” y en un tiempo más lejano, en el mismo mes, deja de existir la poetiza mexicana Sor Juan
Inés de la Cruz. Es como si abril estuviese predestinado a llevarse en sus días
cálidos para nosotros, a personajes dedicados a hacernos conmover con su
narrativa, poesía o el teatro…
No nos debe extrañar entonces que esta fecha
tan simbólica para la literatura mundial fuera la escogida por la “Confederación
General de la UNESCO” para rendir homenaje mundial al libro y a sus autores.
Invitar a todos – específicamente a los más jóvenes – a descubrir el placer de
la lectura y respetar la irreemplazable contribución de los creadores
al progreso social y cultural, es la base de cada 23 de abril. La idea de
celebrar en el mundo el “Día Internacional del Libro”, fue una propuesta de la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). En su 28º versión (1995), la
“Conferencia General de la UNESCO” aprobó, en unanimidad, proclamar el 23 de
abril de cada año como el “Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor”, para
estimular aquellas manifestaciones que persiguen la creación o el
fortalecimiento de las infraestructuras de producción y difusión de libros.
Eso sí,
siempre con el fin máximo de promover la lectura y el derecho de autor. Este
último punto tiene como objetivo fomentar el respeto a los derechos de
propiedad intelectual, tan amenazados en estos tiempos. Es necesario acotar que
en conmemoración de Cervantes, los países de habla hispana no sólo
celebran el 23 de abril como el día del libro, sino que además han proclamado
esta fecha como “Día del Idioma”, con el objetivo de impulsar el uso de la
lengua castellana. Hoy son más de ochenta países los que celebran este día. En
este sentido, cabe destacar que el español es el idioma más hablado
entre las lenguas romance, tanto en términos de cantidad de hablantes como en
cantidad de países en los cuales predomina dicho idioma. En todo el mundo hay
más de 400 millones de nativos de español. Naturalmente, la pronunciación y el
uso del español a nivel oral varían según el país, pero las diferencias
regionales no son tan importantes como para que el idioma sea incomprensible
para los hablantes de las diferentes regiones.
Es la segunda lengua del mundo
por el número de personas que la hablan como lengua
materna tras el chino
mandarín, con 437 millones de hablantes nativos, y lo hablan como
primera y segunda lengua con dominio nativo 477 millones,
alcanzando los 572 millones de personas si contamos a hablantes con competencia
limitada, de modo que puede ser considerada la tercera lengua del mundo por
el total de hablantes tras el mandarín y el inglés,
con más de 21 millones de estudiantes y la tercera en comunicación
internacional tras el inglés y francés
El español posee la tercera población alfabetizada del mundo, siendo la tercera
lengua más utilizada para la producción de información en los medios de
comunicación, y también la tercera lengua con más usuarios de Internet,
después del chino y el inglés, con 256 millones de usuarios aproximadamente.
La demanda de documentos e información en español
presenta un crecimiento exponencial, por lo que se hace relevante dentro de los
contextos institucionales, responsables
de formar, educar o enseñar tomar conciencia de esta realidad, y hacer
lo que corresponda para que nuestra lengua materna se hable y escriba de forma
correcta, preocupándonos así mismo porque se lea y conozca toda la extensa
literatura existente en idioma español. Una biblioteca publica, puede tener una
buena colección bibliográfica y de calidad, sin embargo, la cantidad de
usuarios para conocerla y disfrutarla, podría aumentar considerablemente si la
población sintiera más entusiasmo por la lectura, y lo que ella puede hacer por
mejorar nuestra forma de entender, escribir y comunicarnos en el idioma que
hablamos en forma cotidiana.
Así mismo es importante, enfatizar en la escucha
de los personajes destacados de nuestra comunidad, aprender a través de la
oralidad, conversar para disfrutar del intercambio de ideas con interlocutores
que por su trayectoria profesional o académica nos sirvan de referencia en la
forma de convivir, de aprender a través del dialogo, de la
reflexión, en torno a la lectura de buenos libros, abundantes en esta biblioteca,
que lamentablemente, son ignorados, no se percibe entusiasmo en tocarlos,
abrirlos, leerlos, intercambiar opiniones acerca de lo que dicen. Esta
valoración del conocimiento a través de la lectura y la reflexión entre grupos,
es un aspecto, sobre el que se debe trabajar, sobre todo con los estudiantes
desde el preescolar hasta los universitarios, para contribuir con su formación
cultural a través del conocimiento plasmado en forma escrita.
Otro
elemento sustancial para esta fecha es el libro, pues es a través de él es que
nutrimos el idioma, para fortalecer el pensamiento, mediante argumentos
fundamentados en autores reconocidos,
que mediante la escritura nos presentan sus experiencias, conclusiones para
rechazarlas o asumirlas desde nuestra idiosincrasia, a eso llamo yo
libertad: poder contactar las ideas de otra persona a través de lo que escribe,
sin obligación de aceptar o rechazar, solo para conocer… He allí el gusto por
la lectura de los libros, los que nos gusten: ciencia, política, poesía,
economía, historia, recetarios, medicina, manualidades… las posibilidades
dependen de nuestras preferencias. En este sentido es necesario tener presente que
la palabra libro proviene del latín liber, un término
vinculado a la corteza del árbol. Un libro es un conjunto de hojas de
papel o algún material semejante que, al estar encuadernadas, forman
un volumen.
En cuanto al origen del libro, es
entendido hoy en día como negro sobre blanco en papel encuadernado, pero
no siempre fue así. El primer soporte de escritura conocido es la piedra,
posteriormente la arcilla, la madera, papiro (Egipto), seda (China), hueso,
bronce, cerámica, escamas, palma seca (India), papel, soportes electrónicos,
piel humana (tatuajes). En chino el ideograma del libro son las imágenes en
tablas de bambú.
Las tablillas encontradas en Mesopotamia en el 3.000 A.C. fueron antecesoras
del cálamo, un instrumento en forma de triángulo que servía para imprimir los
caracteres en la arcilla antes de ser cocida. A esta escritura le siguió la
cuneiforme, utilizada por asirios y sumerios, que cocían las tablillas para
solidificarlas. En Nínive fueron encontradas 22.000 tablillas del siglo VII A.
C., era la biblioteca de los reyes de Asiria que disponían de talleres de
copistas y lugares idóneos para su conservación. Esto supone que había una
organización en torno al libro, un estudio sobre su conservación,
clasificación. Tiempo después en el Antiguo Egipto se produjo uno de los
avances tecnológicos más prácticos: aligerar el peso de los «libros». Las
tablillas de madera o marfil del IV milenio a. C. fueron reemplazadas por los
volumina (plural de volumen), rollos de papiro, más ligeros y más fáciles de
transportar. Fueron los principales soportes de la escritura en las culturas
mediterráneas de la antigüedad, tanto en Egipto, como en Grecia y Roma. Los
rollos de papiro, resultado del encolado de varias hojas, se envolvían en un
cilindro de madera, enrollándolos. Algunos sobrepasan los cuarenta metros
(crónica del reinado de Ramsés III). Se desenrollaban horizontalmente; el texto
está escrito por una sola cara y dispuesto en columnas.
La innovación de poder borrar el texto desplaza
el uso del papiro a favor del pergamino. El pergamino se conseguía a partir de
la piel de animales como la vaca, el cordero, etc. Este soporte permitía la
conservación de los textos por más tiempo y en mejores condiciones al ser más
sólido. Aunque era un soporte más caro. La leyenda atribuye su invención a Eumenes III, rey de Pérgamo, de donde
procedería el nombre de pergamineum que derivó en pergamino. Poco a poco el
papel fue reemplazando al pergamino porque abarataba costes, lo que permitió
una mayor difusión de los libros.
Al final de la Antigüedad, entre los siglos II y III, y , sobre todo, en la Edad Media, el códice sustituyó al volumen. El códice se entiende ya como el libro que conocemos hoy en día, con forma rectangular, dejó de ser un rollo continuo y se convirtió en un conjunto de hojas cosidas. Desde ese momento fue posible acceder directamente a un punto preciso del texto. El códice o libro resultaba más práctico ya que podía ponerse sobre una mesa facilitando que el lector pudiera tomar notas o escribir mientras leía. El formato de los códices fue mejorando con la separación de las palabras, las mayúsculas y la puntuación; después se añadieron las tablas de las materias y los índices, que facilitaron el acceso directo a la información requerida.Este es el formato que hoy en día se usa, un formato con validez desde hace 1.500 años.
Al final de la Antigüedad, entre los siglos II y III, y , sobre todo, en la Edad Media, el códice sustituyó al volumen. El códice se entiende ya como el libro que conocemos hoy en día, con forma rectangular, dejó de ser un rollo continuo y se convirtió en un conjunto de hojas cosidas. Desde ese momento fue posible acceder directamente a un punto preciso del texto. El códice o libro resultaba más práctico ya que podía ponerse sobre una mesa facilitando que el lector pudiera tomar notas o escribir mientras leía. El formato de los códices fue mejorando con la separación de las palabras, las mayúsculas y la puntuación; después se añadieron las tablas de las materias y los índices, que facilitaron el acceso directo a la información requerida.Este es el formato que hoy en día se usa, un formato con validez desde hace 1.500 años.
Gutenberg inventó la imprenta a mediados del
siglo XV, dando paso a la entrada del libro en la era industrial. La rapidez y
el abaratamiento de costes en la producción produjeron una oferta que encontró
demanda a la par. El libro era asequible para la gran masa. Antes del invento
de la imprenta los códices se denominan «incunables».
En el siglo XIX se introduce el vapor en las imprentas, así como los molinos de papel también a vapor. De nuevo, la tecnología abarató los costes de producción. Muchos elementos bibliográficos, como la posición y formulación de los títulos y de los subtítulos se vieron afectados, por esta nueva producción en serie. A finales del siglo XX irrumpe las Nuevas Tecnologías, basadas en códigos binarios (0 y 1) dando un nuevo giro al soporte de los libros, entendidos como documentos de lectura. Hoy en día, los ebook son libros en formato digital basados en esta tecnología que, posiblemente, acaben popularizándose como todo avance tecnológico a lo largo de la historia. A pesar de todo, esta popularización se basaría en ser un formato práctico e interactivo pero todavía no más económico.
En el siglo XIX se introduce el vapor en las imprentas, así como los molinos de papel también a vapor. De nuevo, la tecnología abarató los costes de producción. Muchos elementos bibliográficos, como la posición y formulación de los títulos y de los subtítulos se vieron afectados, por esta nueva producción en serie. A finales del siglo XX irrumpe las Nuevas Tecnologías, basadas en códigos binarios (0 y 1) dando un nuevo giro al soporte de los libros, entendidos como documentos de lectura. Hoy en día, los ebook son libros en formato digital basados en esta tecnología que, posiblemente, acaben popularizándose como todo avance tecnológico a lo largo de la historia. A pesar de todo, esta popularización se basaría en ser un formato práctico e interactivo pero todavía no más económico.
El libro
es hoy uno de los representantes más claros y aún más importantes de la
cultura, pese al avance de diferentes soportes tecnológicos que le han hecho
perder parte de su popularidad. El libro es sin duda alguna una de las
creaciones más relevantes del ser humano no sólo en lo que hace a la
conservación si no también a la transmisión de la cultura, de la ciencia, de la
historia, de la filosofía. Esto es así ya que el libro aparece como una de las
formas más comunes de registro de datos, información y otros numerosos
elementos que en definitiva hacen a la identidad del ser humano como parte de
la civilización. El libro podría ser considerado, en términos técnicos, sólo
como un soporte en el cual se registran y se almacenan datos, función que hoy
en día también es cumplida por varios y numerosos aparatos tecnológicos.
Sin embargo, lo que todavía no se le ha podido
quitar al libro es su gran alcance mundial, es decir, la facilidad con la que
ha llegado a todos los rincones del planeta, incluso a aquellos más lejanos. Al
mismo tiempo, el libro permanece todavía como una herramienta del saber mucho
más accesible en términos económicos que varios de los aparatos tecnológicos
que buscan reemplazarlo. De este modo, el libro sigue siendo aún hoy el
principal soporte y medio de transmisión de la cultura, de los saberes, de los
conocimientos infinitos que produce el ser humano y puede perdurar por muchos siglos y ser una fuente importantísima de información
y de conocimiento para las generaciones futuras.
El siguiente punto estrechamente relacionado con
el libro es la lectura, puesto
que podemos estar rodeados de libros, pero sino estamos motivados a leer,
investigar, disfrutar, de nada vale tener la más valiosa colección
bibliográfica. Por esa razón, es de suma importancia tener presenta que la
lectura es el proceso de significación y comprensión de algún tipo
de información o ideas almacenadas en un soporte y transmitidas mediante algún
tipo de código, usualmente un lenguaje, que puede ser visual o táctil (por ejemplo, el
sistema braille). Otros tipos. Por su parte Weber,
destaca que la lectura se produce en tres aspectos: Saber pronunciar las
palabras escritas. Saber identificar las palabras y el significado de cada una
de ellas. Saber extraer y comprender el significado de un texto.
Pero más importante aún, es que la lectura se
entienda, como una interacción entre el lector
y el lenguaje escrito, como un proceso
a través del cual el que lee trata de reconstruir
el mensaje del que escribe. Es una de las actividades más importantes en la
formación cultural del ser humano, sus efectos abarcan la esfera intelectual,
pues ayuda a fomentar patrones de raciocinio, es un estímulo para el desarrollo
del pensamiento y sirve de modelo a la actividad intelectual; desde el punto de
vista del contenido, pone en contacto con el conocimiento de la cultura humana
en toda su amplitud y profundidad. En la esfera educacional facilita al
estudiante su formación teórica o profesional y su uso sistemático fomenta en
él, hábitos de estudio independiente que le sirven para ampliar cada vez más
sus conocimientos, de igual modo contribuye a desarrollar habilidades en el uso
correcto del lenguaje oral y escrito. Desde el punto de vista psicológico logra
que se alcancen momentos de recreación, permite analizar la conducta humana y
valorar sus cualidades positivas y negativas; lo cual crea patrones de conducta
elevados.
Sin pretensiones de erudición en cuanto al
dominio de enrevesados conocimientos neurológicos necesarios para leer, creo
conveniente estar consciente de que la lectura es un fenómeno humano complejo
estudiado principalmente por un área de las neurociencias
denominada psicología cognitiva, una especialidad
científica interdisciplinaria que retoma importantes
aportes tanto de las ciencias del cerebro y de la cognición
como de la psicología en general para elaborar modelos científicos rigurosos que intentan
entender y explicar lo que sucede en el cerebro durante el proceso de la
lectura y otros fenómenos cognitivos similares. Podemos decir, primero que
todo, que la lectura comienza cuando se da un estímulo sensitivo externo a
través de uno solo o una conjunción de los sentidos, es decir, cuando por ejemplo se
fija la mirada en un texto escrito.
En tal caso,
los ojos,
que son dos órganos sensoriales capaces de percibir la
luz en el entorno del individuo, envían tal percepción en forma de
señales a través de los nervios
ópticos hasta el cerebro, donde se entrecruzan en el quiasma
óptico y llegan al lóbulo occipital que interpreta esas señales y
“decide” que se trata de símbolos a los que luego el cerebro decodifica, les da
identificación y les asigna significado. Hay que entender que la función única
de los órganos sensoriales es la captación del estímulo exterior, que es
enviado en forma de señales al sistema nervioso central y que solo
adquiere significación
cuando esas señales son procesadas por el cerebro, haciendo de la lectura un fenómeno eminentemente neurológico
y psicológico, entendida esta como dar sentido a los símbolos.
Es por
esta razón que los diferentes medios de lectura, tanto el visual como por
ejemplo utilizar el sistema braille, o aun escuchar una narración oral, parecen estimular las
mismas zonas del cerebro en todos los seres humanos —aquellas relacionadas con
el lenguaje y la imaginación— y evocar imágenes, ideas y sentimientos mediante
mecanismos muy similares. Si bien la lectura parece ocurrir mayormente en la
región de cerebro llamada lóbulo temporal (la principal zona del cerebro
relacionada con el lenguaje), también tiene gran actividad en ella la corteza
visual ubicada en el lóbulo occipital, que trabaja no solo para
procesar información visual sino para recrear imágenes mentales; así como otras
muchas regiones varias del cerebro esparcidas por toda
la neocorteza
cerebral, característica que la lectura comparte con otras funciones
intelectuales superiores como la habilidad matemática y la conciencia y que es un signo de su complejidad
neurológica.
Ahora bien en cuanto a saber desde cuando la
humanidad comenzó a leer, los antecedentes señalan que esto ocurrió con el
surgimiento de los primeros jeroglíficos,
diseñados hace 5000 años, en cambio los alfabetos
fonéticos más antiguos tienen alrededor de 3500 años. Las primeras obras
escritas en ocasiones permitían tener solamente una parte del texto. Entre el
siglo II y el IV a. C., la introducción del pergamino
permitió la redacción de obras compuestas por varios folios largos que podían
guardarse juntos y leerse consecutivamente. El libro de la época actual
sigue este mismo principio, pero la nueva presentación permite consultar su
contenido en una manera menos lineal, es decir, acceder directamente a cierto
pasaje del texto. Alrededor del siglo X las palabras se escribían una tras
otra, sin espacios en blanco ni puntuación (scriptio
continua). Por otra parte, si bien textos que datan del
siglo V a. C. atestiguan que en Grecia se practicaba la lectura en
silencio, probablemente fuese una práctica excepcional durante siglos. La
lectura en voz alta era casi sistemática. En sus Confesiones,
el santo católico Agustín de Hipona menciona su estupefacción
cuando vio al santo Ambrosio de Milán leer en silencio.
Durante la Edad Media y el Renacimiento, el lector no era del todo libre en la
selección del material de lectura. La censura eclesiástica, tuvo entre sus
primeros antecedentes el establecimiento de la licencia previa de impresión en
la diócesis de Metz
en 1485. El papa Alejandro VI dispuso la censura de obras para
las diócesis de Colonia, Maguncia, Tréveris y Magdeburgo en 1501 y luego fue
generalizada en la Iglesia Católica por León X.
En España la licencia previa del Consejo Real a la edición de las obras fue
extendida a todo el territorio por disposición de la corona. Aunque los
arzobispos de Toledo y Sevilla, al igual que los obispos de Burgos y Salamanca
tenían atribuciones para determinar esas licencias, las ordenanzas de la Coruña
de 1554 reservaron tales actividades al Consejo Real, es decir, el Estado. En
el año 1559 la Sagrada Congregación de la Inquisición de la Iglesia católica (posteriormente llamada la
Congregación para la Doctrina de la Fe) creó el Index Librorum Prohibitorum, cuyo
propósito era prevenir al lector contra la lectura de las obras incluidas en la
lista.
En la Época Contemporánea, la lectura es el
principal medio por el cual la gente recibe información (aun a través de una
pantalla), pero esto ha sido así solo por los últimos 175 años aproximadamente.
Salvo contadas excepciones, antes de la Revolución industrial la gente alfabetizada
o letrada era un pequeño porcentaje de la población en cualquier nación. La
lectura se convirtió en una actividad de muchas personas en el siglo XVIII.
Entre los obreros, la novela por entregas continuó leyéndose en voz
alta hasta la Primera Guerra Mundial. Por tanto, en Europa, la lectura oral, el
canto y la salmodia
ocuparon un lugar central, como lo hace aún en las ceremonias religiosas
judías, cristianas y musulmanas. Durante el siglo XIX, la mayor parte de los
países occidentales procuró la alfabetización de su población, aunque las
campañas tuvieron mayor efectividad en cuanto a población y tiempo entre los
países de religión protestante, en donde se considera como uno de los derechos
importantes del individuo el ser capaz de leer la Biblia.
Para 2018, se dispone del uso de la
tecnología para leer la información que el lector prefiera, para ello la
internet dispone de buscadores de información como Google, Yahoo, Bing, entre
otros; contando además con instrumentos
como: El libro electrónico o
e-book Los libros electrónicos son una versión electrónica o digital de un
libro (con una edición bastante similar o igual a una versión en papel). Los
formatos más comunes son .doc, .lit y .pdf y se puede tener acceso a ellos
adquiriendo el ejemplar (cd o archivo) mediante pago o bien a través de bibliotecas
virtuales. El hipertexto: Se conoce como hipertexto a la forma de
estructuración de la información a través de enlaces, forma parte de la
interfaz del usuario. Posibilitan la bifurcación de temáticas o de la lectura a
través de hipervínculos. Ezine,
revista electrónica o e-zine: Publicaciones periódicas que emplean como
medio de difusión un formato electrónico y que suelen estar estructuradas con
hipertexto. Blog: Bitácora web que recopila cronológicamente archivos de
texto, imagen o sonido de uno o más autores.Biblioteca virtual: Son
bibliotecas que ofrecen su acervo (documentos digitalizados e e-books) a
los usuarios a través de Internet. Constituyen actualmente una herramienta
frecuente en la investigación.
En este punto cabe destacar, la
importancia de tener una buena formación como lector desde la niñez y buenos
criterios, para la búsqueda de información en línea, puesto que si bien en una
biblioteca pública, la colección está
sistematizada, revisada e inclusive clasificada por edades: (la Sala de
niños (as) y adolescentes adapta las lecturas al desarrollo evolutivo del ser
humano), en la red, hay mucha, dispersa y no revisada información, usted
encuentra publicaciones que literalmente son fragmentos descontextualizados que
no favorecen la autenticidad, transparencia y seriedad que amerita un lector no
entrenado, por otra parte, desde mi punto de vista, mantiene el proceso lector
en un nivel primario, al presentar básicamente imágenes con muy escaso texto,
muchas veces mal redactado y escrito, que en lugar de favorecer la evolución de
los procesos superiores de pensamiento como el análisis, la reflexión o
formación de valores, insertan la vacuidad, transculturización hacia modelos
fatuos y que en nada ayudan a la educación y formación de un ser humano bien
informado, culto y respetuoso que es el fin último de la familia y la sociedad.
Ahora
bien, la internet bien utilizada, es un
excelente instrumento de investigación y comunicación, que requiere, eso si, de
supervisión y orientación en su uso de los niños y jóvenes principalmente. Es
por esto que la responsabilidad de enseñar a leer en estos tiempos se vuelve
tan relevante, pues la familia, la escuela y el docente, deben tener presente, que enseñar a leer, va
más allá de poner en contacto al niño con la lectura y ayudarlo a utilizar el
código en el que habla para comunicarse en forma escrita, enseñar a leer en
estos tiempos, pasa primordialmente por prepararlo para discernir el propósito
del que escribe, argumentar sino comparte su punto de vista y en definitiva
aceptar o rechazar lo que se le plantea, pero no por capricho o llevar la
contraria, sino porque tiene criterios
sólidos que le ha ayudado a formar su contexto social a través de buenas
lecturas, el conversar sobre ellas, para asumir el conocimiento que le sea
necesario y útil en su devenir existencial, de forma respetuosa y cortes,
sin aspavientos, haciendo uso del hablar y escuchar con educación, ética y
valores.
En este punto es necesario traer a colación, el tema de la promoción de la
lectura, que son actividades que tienen como objetivo incitar los deseos de
leer, capacitar al sujeto para abordar todo tipo de textos: informativos,
científicos, literarios, entre otros; prepararlo para adoptar distintas
actitudes frente a la lectura. La promoción de la lectura transforma las
actitudes de los lectores ante lo leído, conduce al lector de las relaciones
pasivas con el material leído hacia las activas y de éstas a relaciones de
desarrollo. Se considera que el lector mantiene relaciones pasivas con el
material leído cuando acepta sus contenidos sin hacer una valoración crítica de
ellos y sin incorporarlos a su actividad práctica. Un lector que analiza
críticamente lo leído, o que utiliza en la práctica los conocimientos
adquiridos a través de la lectura, sin transformarlos, es un lector que
mantiene relaciones activas con los documentos utilizados. El lector capaz de
transformar el contenido de lo leído en nuevas ideas que pueden manifestarse
posteriormente en la práctica, es un lector que mantiene relaciones de
desarrollo con los documentos leídos, es un lector creador.
Sin embargo la promoción de la lectura,
es más que una actividad circunstancial, la promoción de la lectura, para ser
nombrada como tal debe reunir una serie de parámetros que conducirían al que
participa en este proceso a un desarrollo gradual del hábito lector convirtiéndolo de un lector pasivo a un
lector creador, para ello se requiere partir de los siguientes aspectos:
Permanente: debe ser un proceso continuo, evolutivo y progresivo cuya práctica
no se somete a una situación coyuntural ni espontánea. Integrador: a partir de
los nexos entre la escuela, familia y las instituciones socioculturales de la
comunidad como una conjugación de influencias donde la biblioteca escolar y
pública funcionan como el eje del sistema de relaciones y cada una asume la
responsabilidad social y el rol que le concierne. Práctico: porque solo es
posible avanzar en la promoción ante situaciones contextuales y funcionales de
lectura.
En lo que respecta, a quien promueve la
lectura, es conveniente destacar que esta persona está ubicada entre el lector
y el libro, por lo tanto, debe ser un lector convencido y entusiasta,
además de conocer muchos libros, para
poder recomendarlos. Por otra parte, su perfil debería orientarse hacia: Tener
la capacidad necesaria para lograr un nivel de empatía y vínculo afectivo con
la persona con la cual se está comunicando; promover una comunicación abierta;
escuchar y permitir la expresión de los demás; no imponer sus propias ideas,
respetar las ideas y valores del grupo, no ser rígido en sus posturas,
opiniones e ideas, ser flexible, revisar de manera permanente sus ideas,
conocimientos, valores y actitudes, tener habilidades como observador y
comunicador y finalmente tener buen sentido del humor. Además debe tener
presente que sus funciones son: comunicativas, didácticas de retroalimentación
y autoformadora en el sentido de tener ansias de aprender con el objetivo de
contribuir al crecimiento y formación de los miembros del grupo.
Un buen promotor de lectura, llámese
padre, familiar, amigo, compañero, docente, bibliotecario, en esencia debe
poseer un arraigado hábito lector, que le permita seleccionar la lectura
adecuada cuando se presente la circunstancia,
debe ser como lo proclamaba ese ejemplar maestro venezolano Luis Beltrán
Prieto Figueroa: “Un guía amoroso de la lectura”, para ello debe estar
consustanciado con lo que hace, amar su oficio, y el que ama su oficio, lo
conoce, lo valora y desea compartirlo… Es como cuando disfrutamos de una
actividad que nos parece interesante y
queremos que otros disfruten de esa experiencia, y para eso nos preparamos
antes, seleccionamos, buscamos las circunstancias y el momento adecuado
para hacer la intervención… y en ese
momento vemos como sería la mejor forma de iniciar: con una canción, un chiste
o una anécdota, cualquier forma agradable es válida… Una vez captada la
atención se procede a presentar lo que se conoce, lo que se valora lo que se
quiere compartir, con respecto, con entusiasmo, de forma amorosa, como nos lo
sugiere Luis Beltrán Prieto Figueroa…
Otro aspecto es tener todo un abanico de
actividades, para no caer siempre en lo mismo, que irían desde: comentarios de
libros, revistas orales, tertulias, encuentros con escritores, narración oral,
dramatizaciones, lectura dirigida, libre, comentada, en voz alta, clubes de
lectura, encuentros de lectura… Las posibilidades dependen de la creatividad
del promotor y del grado de compromiso y valoración que posea de lo que hace…
Pues es muy cómodo argumentar acerca de las deficiencias en lectura de los
niños, jóvenes, y hasta de adultos profesionales, sin embargo, el camino de
convertirse en lector o promotor de lectura es gradual y debe permanecer a lo
largo de toda la vida… Si nos gusta leer, eso nos conducirá indudablemente a desear compartir lo que
leemos, eso es un inicio… La invitación, desde esta celebración por nuestro
idioma, por el libro, es a tomar conciencia de la necesidad de leer y formar
lectores por el bien de nuestra patria, de nuestra identidad, de nuestra
cultura… La invitación es a ser guías amorosos no tan solo de la lectura, sino
del conocimiento al que accedemos a
través de ella… para ser mejores personas, mejores ciudadanos y en
definitiva, mejores lectores…
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