RAFAEL CADENAS
Nació en Barquisimeto Lara (1930). Poeta y ensayista. Formó parte del Grupo Tabla Redonda (1959). Profesor universitario. Dueño de una voz de eminente majestuosidad. Cadenas ha perseguido continuamente la experiencia de una cierta liberación ontológica que pasa por la captura de un decir esencial y por el alcance de una despersonalización que se abre, paradójicamente a la plenitud del mundo.
Premio Nacional de Literatura (1985), Rafael Cadenas ha sido reconocido como uno de nuestros más notables poetas. Profesor de Literatura en la Universidad Central de Venezuela, ha sobrepasado los límites del quehacer estrictamente (Realidad y literatura, Anotaciones, En torno al lenguaje). Durante el período 1987 – 1988 disfrutó de una beca Guggenheim. Su Antología fue publicada en 1977.
Desde la publicación de su primer libro en 1960, cada uno de sus poemarios ha sido una revisión y hasta una reversión de los anteriores, tanto desde el punto de vista retórico como desde la visión poética que plantea. Por ello, reexaminar este proceso es, sin duda asistir al despliegue de un abanico de escrituras de una pluralidad de poéticas.
Los cuadernos del destierro, vinculado aún con cierta retórica de vanguardia y con elementos de una concepción visionaria de la creación poética –de allí su afinidad con Rimbaud, con quien comparte además la escritura en prosa- describía un paisaje imaginario, mítico, que era en realidad el correlato objetivo de una situación mental de exilio cuyos signos pertenecían más al orden de lo vital que al de lo geográfico. El yo poético encarnaba allí un personaje “segregado de las fuerzas de la naturaleza”, separado, intentando afirmarse en un discurso que subrayaba su imposibilidad real de liberación. De allí que buscara asumir su situación agudizándola hasta hacerla experiencia límite, experiencia que se refleja en el vértigo y la desmesura que se apoderan de su escritura.
Memorial, el libro más extenso de Cadenas, es también una especie de eje articulador en el que confluyen todas las escrituras que ha visitado -y visitará-, así como todas las poéticas que la sustentan; desde la escritura en prosa con claras alusiones a Los cuadernos…hasta la versificación –casi de palabra a palabra- que brillará en Amante: desde la visión del hombre caído, disminuido, sumido en la angustia hasta la apertura al amor que se cumple en “La Diosa” al final del libro. Quizás este hecho explique el título del libro, así como las tres divisiones que lo componen: “Zonas”, “Notaciones” y “Nupcias”. Recapitulación y apertura.Memorial es un conjunto clave en la obra de Cadenas.
Partiendo de las múltiples posturas abordadas en los anteriores poemarios, éste avanza pausadamente hacia una nueva actitud verbal y vital. Sin embargo, ese sentido vital no se alcanzará aún, pues la angustia y el fracaso regresan al final del libro. Amante es quizá el único libro, de todos los que componen la poesía de Cadenas, que establece una estrecha continuidad con el anterior. Es este un poemario de una extraordinaria plenitud, tanto en el aspecto existencial como el discursivo. Aquí se alcanza la liberación, vanamente intentada antes, a través de un sorprendente proceso de despersonalización que se logra gracias al recurso a las voces poéticas que se entrelazan, se apagan, se mezclan, se confunden, sin posibilidad alguna de identificación, de identidad. Se rehúye así toda alusión a una situación psíquica de cualquier índole.
En la opinión de Moraima Rojas, si tuviéramos que identificar con palabras claves, la poesía de Rafael Cadenas diríamos misterio, silencio, esencia, reflexión, memoria. El discurso lirico de Cadenas se impregna de imágenes íntimas que se ocultan en las palabras, o en el silencio. No se trata de indiferencia ante las circunstancias de su momento, sino de una consideración mítica por la que accede al poder, al dominio. ¿Pero de qué poder hablamos, cuando pisamos el campo de la poesía? Nos referimos a los movimientos del alma, a los arrojos de la imaginación y del intelecto. En este sentido, la poesía de Cadenas es luminosa en cuanto escapa de una vida mediocre para apuntar hacia la liberación espiritual.
En la búsqueda de una concisión expresiva, la poesía de Cadenas cede lugar a los espacios en blanco. Es el espacio para el silencio; un silencio de voces que dicen por lo que callan. Un espacio para que el lector pueda también “oír” lo que el poeta dice en silencio. ¿No existe acaso la oratoria del silencio? A nuestra pregunta pareciera responder Octavio Paz cuando habla de la relación que la poesía moderna establece entre la página y la escritura.
El espacio se vuelve escritura: los espacios en blanco (que representan el silencio, y tal vez por eso mismo) dicen algo que no dicen los signos. La escritura proyecta una totalidad, pero se apoyan en una carencia.
Ahora bien, la retórica del silencio está presente en la poesía de Rafael Cadenas; por eso en ella es tan importante lo que se calla como lo que se dice. Además de lo concerniente a los espacios en blanco, la importancia que el autor atribuye al silencio puede ser examinada en otras direcciones: tomando en cuenta el tiempo que se toma para escribir (para publicar), y a través de las alusiones directas que acerca del valor del silencio hace en sus ensayos y en sus textos poéticos. La segunda es la que nos interesa destacar.
En Memorial (1977), es notoria la economía verbal. Abundan los espacios en blanco. Las páginas son livianas, aunque la poesía es densa, sustancial. Igualmente son frecuentes las referencias directas al silencio y a la presencia o ausencia de las palabras. En la poesía de Rafael Cadenas el silencio no es un vacío de pensamiento; por el contrario, el lugar que ocuparía la expresión lingüística de la idea (la palabra) está abarcada por largas pausas donde la idea brilla con un punto de luz. Ese resplandor es la prueba de una realidad: “De un silencio/ vendrá la respuesta/ la encendida honestidad”.
Obra:
Poesía: Cantos iniciales (1946); Una Isla (1958); Los cuadernos del destierro (1960); Derrota (1963); Falsas maniobras (1966); Anotaciones (1973); Antología (1977); Intemperie (1977); Memorial (1977); Amante (1983); Dichos (1992); Gestiones (1992); Antología 1958 – 1983 (1996); Obra entera (2000 – 2009)
En: Diccionario General de Literatura Venezolana. Monte Ávila. Ediciones Latinoamericana. Caracas, Venezuela. 2013.
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