Su nombre era Júlio
César de Mello Souza más conocido como Malba
Tahan. Escribió más de 50 libros bajo este seudónimo, incorporado más tarde
a su tarjeta de identidad. Empleó historias orientales para enseñar matemáticas.
Su libro más famoso, “El Hombre Que
Calculaba”, publicado por primera vez en 1938, estuvo en la lista de los
libros más vendidos y trajo aventuras en escenarios Árabes típicos junto con
atractivas soluciones de problemas de álgebra y aritmética, ha llegado ya a su
edición número 63 de la casa de publicaciones Record de Brasil.
El libro ha alcanzado la hazaña de aparecer todavía
en el quinto lugar en las listas de libros para chicos más vendidos publicada
en el periódico O Globo, en mayo del año 2004. En total, Júlio César ó Malba
Tahan escribió 103 libros, incluyendo textos de ciencia ficción, obras escolares y libros científicos, y ha
vendido más de 2.6 millones de copias.
El matemático Júlio César de Mello e Souza se
enamoró de la cultura árabe siendo niño, al leer “Las Mil Y Una Noches”. Sin
embargo, fue en 1919, a los 23 años de edad, que él se introdujo en el estudio
del lenguaje y la cultura Árabes. Entre 1919 y 1925, se dedicó por cuenta
propia a leer el Talmud y el Corán, y a aprender historia y geografía de los
países Árabes.
Tal empresa se hizo evidente en la forma en que él
desarrolló sus personajes, la sensibilidad con la que tejió sus diálogos llenos
de poesía y sabiduría; en la verosimilitud de los escenarios descritos. Niños y
adultos parecen involucrarse completamente en la forma en que el autor les
describe las salas suntuosas, o la seducción de una tienda llena de turbantes,
joyas o exquisitos tejidos.
En la presentación de la traducción de “Las Mil y
una Noches”, publicada por la casa Ediouro, manifestó: "La leyenda es la
más delicada expresión de literatura popular. El hombre, en la atractiva ruta
de cuentos e historias, intenta escapara a la vulgaridad diaria, embelleciendo
la vida con una soñada espiritualidad".
Júlio César murió en el estado
Nordeste de Pernambuco el 18 de Junio de 1974, donde él dio una de sus muchas charlas bastante
solicitadas. Dejó un importante registro
de su vida y su trabajo: el libro de sus memorias titulado “Me Levantaron De
Madrugada”, y su exposición grabada en el Museo de la Imagen y el Sonido
(MIS), en Río de Janeiro. Antes de morir, pidió ser enterrado sin mucha
ceremonia, flores, o coronas, como una persona común del Medio Oriente.
Su legado, fue el “inventor” de una forma de enseñanza donde la
imaginación y la ciencia caminan juntas en la construcción del conocimiento.
Fuente: elresumen.com
Foto: Imagenes Google.
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