(Mireya
del Milagro, Hidalgo).
Árboles
que  en el  estío 
Sirven
de sombra,  remanso
Creciendo
en llanos,  el río
Para  darnos 
un  descanso.
En
sábana saludable
Se
ven fuertes, imponentes
Siendo
su labor loable
para  todo lo existente. 
El
árbol es venerable
Merece
respeto,  honor
Cuidarlo
es lo más deseable
Y
no causarles dolor.  
Por  la tala y  la quema
A
los que se le somete
En
verano,  como un tema  
Que
a todos nos compete. 
Porque
de ser primorosos
Se
convierten,  en  grotescos
Con
bejucos, horrorosos
Y
troncos  lánguidos,  secos. 
La
tristeza se instala
En
sus famélicas ramas 
Por
que el hombre los tala
Con
sus traidoras  tramas. 
Por
eso…
No
tendrá,  gajos de flores 
Con
hojas verdes, olores
Y
su traje de colores
Para
engalanar amores… 
Y  no esperará 
visitas 
De
aves haciendo nidos 
Ni
sus cantos y sus fiestas
En
las ramas protegidos. 
No
se olerá  en el campo
Los
aromas del follaje
Ni  en el paisaje del llano
Se
verá su lindo  traje. 
Por
que…
Él
estará, secó muerto…
Erguido
a la  indiferencia
Del
cruento deshumanismo,
Y
una fatal inconsciencia. 
Autora del poema: Mireya del Milagro; Hidalgo.
Imagen: Google Imágenes.
 
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